“El discurso del Estado peruano sigue siendo el mismo de los años 80 (época en la que el grupo terrorista Sendero Luminoso –SL- tuvo su máximo crecimiento), hemos cambiado hablando de externalidades como el libre mercado, la globalización, pero si vemos para dentro, el sistema educativo sigue siendo el mismo, los problemas se mantienen. El discurso sigue siendo el mismo”, alertó el linguísta, Eduardo Zapata, coautor del libro ‘El discurso de sendero luminoso: contratexto educativo’.

Para Zapata, el hecho de que el divorcio entre Estado y ciudadanía persista ha permitido que movimientos radicales como SL continúen funcionando bajo otras fachadas, con discursos más estructurados y herramientas comunicativas acordes al público al que se dirigen.

“Sendero Luminoso tenía muy claro los públicos objetivos a los que dirigía su mensaje, cosa que el Estado peruano no hace de ninguna manera”.

En ese sentido, el académico recalcó la necesidad de emprender acciones inmediatas que atiendan las demandas ciudadanas del interior del país.

“El Estado tiene que darle a la gente los servicios por los que paga con sus impuestos”.

SL fue una organización terrorista que en 1980 desató la guerra interna en el Perú, dejando a su paso decenas de miles de muertos.

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