“Cuando criamos, inevitablemente viene a nuestra mente cómo fuimos criados por nuestros padres. Eso nos confronta y despierta muchas emociones como la desilusión y rabia porque es difícil aceptar que nuestros padres fueron abusivos con nosotros. Por eso puede ser difícil romper ese patrón”, sostuvo Krizia Burbank, psicoterapeuta infantil.

En diálogo con Qué Hacer, la especialista brindó consejos a los padres para que puedan ejercer una crianza respetuosa con sus hijos y romper los patrones heredados de cómo educar.

“Cambiar hábitos de crianza es difícil porque es una cuestión transgeneracional. Por eso resulta una actividad retadora y movilizadora para los padres porque hay una tendencia a repetir ciertos patrones. Aunque muchos padres han sido criados ‘con gritos’, hoy en día, por ejemplo, no es recomendable gritarle a los niños porque se genera un gran impacto neurológico”, señaló.

Burbank también resaltó que el daño que se genera a un niño que es gritado constantemente se ve reflejado en la adolescencia e incluso la adultez.

Existe mucha evidencia que los gritos y malos tratos generan un impacto tremendo y casi irreparable en los niños.

“Cuando a un niño se le grita constantemente se activa una zona del cerebro llamada ‘amígdala’ que hace que el niño entre en pánico y se desaten hormonas como el cortisol que es la hormona del estrés. Cualquier situación que pueda generarle estrés va a ser un detonante de mayor y tendremos adultos que no pueden manejar este tipo de situaciones”, indicó.