"Del palmito solamente se consume la parte interna, la más pequeña de la palmera y el resto se desperdicia en un 85%. Conforme pasan los días,  este material de desperdicio se descompone generando la atracción de distintos contaminantes, como los orgánicos, por ejemplo", comentó Bustamante.

 

En ese sentido, destacó que este material desperdiciado es altamente fibroso, tiene un alto contenido de fibra dietética y que anualmente 8 mil 500 toneladas de estos productos de desecho son amontonados y no aprovechados.

 

Surge entonces la idea de qué hacer con ese "desperdicio", cómo aprovechar este material y Bustamante con un grupo de colegas investigadores, buscaron y encontraron la solución para ello. "Primero lo secamos en los hornos mediante un protocolo específico que da como resultado la producción de una harina con la que elaboran panes, galletas que ya pasaron la prueba de catadores y actualmente está en fase un estudio bromatológico para conocer si tienen la cantidad de nutrientes óptimos, y poder masificar su producción", anotó.

 

En segundo lugar, a través de un compostaje especial preparado con material orgánico, producen hongos comestibles que actualmente son muy demandados en la comida asiática y en nuestra comida tradicional.

 

Finalmente, informó, que el proyecto de aprovechamiento de residuos sólidos de la industria palmitera lo han extendido por seis meses más, debido a la pandemia, para poder culminar con las fases finales, y presentar una solicitud de patente relacionada a la producción del hongo o champiñón comestible y de la harina, ante INDECOPI (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual) 

 

Cuentan con el apoyo del CONCYTEC (Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica)  y del Banco Mundial,  su proyecto también generó importantes publicaciones científicas en diversas partes del mundo. De esta manera los investigadores peruanos desean seguir contribuyendo con el sector agroindustrial.