La salud mental lamentablemente no ha sido abordada por el Estado a plenitud, si bien es cierto que hay centros de salud mental comunitarios, la población peruana no tiene la costumbre de acudir a ellos porque hay el estigma de que las personas que acuden a esos lugares son enfermos y locos, indicó Martín Nizama, médico psiquiatra.

“La salud mental está abandonada porque no se trabaja desde la educación, es importante ir a los colegios, a las organizaciones sociales, hacer trabajo en campo porque eso hace que se tenga a la población en una situación de orfandad y aumentan más los casos de estrés y depresión”.

En el Informativo de Nacional, sostuvo que la automedicación, la ingesta del alcohol, el consumo de drogas como la marihuana, cocaína y pasta básica se han incrementado en esta etapa de pandemia.

“Hay trastornos de sueño, alimentario, hay mucha violencia contra la mujer, contra los niños, contra los adultos mayores y la persona discapacitada. La población se siente desprotegida y no hay una política para poner al ser humano en una posición de defensa, de manejo de emociones y sobre todo de reinventarse porque hay carencia extrema de discapacidad para satisfacer las necesidades básicas porque no hay recursos económicos, hay desempleo masivo y eso genera ansias”.

En ese sentido, señaló que aun en situaciones extremas, el ser humano tiene capacidad de reinventarse, por lo que en estos momentos la mayor fortaleza es la familia y de no tener la posibilidad de estar con ella se debe cultivar la capacidad de crear nuevas expectativas, oportunidades con el apoyo de especialistas que lleguen a la población. 

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