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Recopilar historias locales acrecentará la identidad nacional

23:38 h - Lun, 24 Sep 2018

Hemos crecido escuchando historias sobre nuestro vecindario o pueblo, mitos y leyendas que explican la génesis de ciudades. Todo esto conforma la cultura de nuestro país, y conocerlas hace que nos identifiquemos más como nación. El historiador Marco Antonio Capristán llegó a Qué Hacer para compartir algunas de estas historias.

Desde pequeño se vio atraído por las historias detrás de cada rincón de la ciudad de Lima gracias a su madre, quien le contaba las tradiciones de Ricardo Palma para que logre conciliar el sueño. Saber más de la vida de la Perricholi y el virrey Amat, o conocer más de Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, atrajo su atención. Hoy se dedica a investigar los datos poco conocidos de la capital peruana.

“Hay una historia del Perú, pero debería haber una historia de cada departamento, historia local. No se habla de la historia de Lima desde sus inicios, a veces creemos que Lima nació cuando la funda Pizarro, y no. Acá han vivido los Huari, los Ichma, los Maranga, han estado los Incas, que han hecho una serie de construcciones que conservamos”, manifestó el autor de Pinceladas Limeñas en Nacional FM.

Historias de calles limeñas

Las divorciadas

“Hay una calle en jirón Lampa, la calle de Las Divorciadas. Todavía está ahí la Beneficencia Pública de Lima. Cuando a las mujeres enviudaban o se separaban, acudían ahí para pedir su pensión. Uno pasaba y había una enorme cola de señoras, y por eso se les llamaba la calle de Las Divorciadas.

Del Huevo

Se llama así porque ahí había muchos criaderos de pollos. Un día una gallina dio un huevo inmenso, todo Lima vino a verlo. Por semanas todos hablaban del huevo, de ahí viene el nombre.

Del Gato

Se encuentra en el cruce de Camaná con Ucayali, donde está la iglesia San Pedro. Ahí vivía un señor que se apellidaba Gato. En ese lugar había un antiguo albergue de padres jubilados que ya no podían hacer misa. También, en la misma cuadra había una farmacia muy concurrida por gente enferma. Entonces era una calle muy concurrida por ancianos y gente enferma, y por eso la gente empezó a decir, para molestar, “estás por irte al gato”  “estás para el gato”. Una frase bien limeña.

/KAB/


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