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Luis Fuentes: “La estructura en ‘Gaspar de la nada’ se plasma en la forma del libro”

2:01 h - Jue, 27 Jun 2019

Escribir un libro no es nada sencillo. Lejos de lo que se piensa, escribir no es meramente inspiración; el 99.9 % es trabajo y esfuerzo. Aunque muchos imaginen a los escritores como personas bohemias y desordenadas, la realidad demuestra que, al momento de entregarse en la elaboración de una obra literaria, todos suelen seguir una estructura.

‘Gaspar de la nada’ podría ser uno de los ejemplos más claros. Luis Fuentes, su autor, confesó en Entrelibros todo el esquema que creó, inspirado en la obra de otros autores. Este libro podría resultar ‘raro’ para el lector que por primera vez abre la tapa y se encuentra con la discordancia entre las primeras páginas y la numeración. El orden que siguió Fuentes es muy exacto y disciplinado, entenderlo es todo un reto.

“Diría que no es extraño, sino lúdico. Siempre hablo de la estructura, la forma implícita en que da sustento a las formas externas. Algunas veces no vemos la estructura, pero está implícito. El libro tiene una estructura que se plasme en la forma del libro. Tiene estos requisitos: ser una analogía estética con la música, no complaciente con el lector, tener cierta relación matemática, y ser singular”, reveló el escritor en Nacional.

Una historia, y hasta una forma de contarla, que nace de una anterior. Fuentes enfatiza en que esta obra es producto de una base de libros que lo terminaron por motivar a escribir. Incluso, sigue la línea que grandes literatos de la humanidad iniciaron siglos atrás. ‘Gaspar de la nada’ viene a ser un homenaje a estos escritores.

“No es novedoso, se inspira en 3 libros: Nace de una lectura a las prosas de Julio Ramón. Este libro puede ser iniciado en cualquier punto como las ‘Prosas Apatridas’, pero Ribeyro se inspira en ‘El spleen de Paris’ de Baudelaire. Hace unos años, estudié cómo Baudelaire estructura ese libro, y él reconoce la influencia de Aloysius Bertrand, quien escribió ‘Gaspar de la noche’. ¡Qué curioso¡ cómo un espíritu que nace hace casi 200 años, atraviesa muchas generaciones, continentes, lenguas; llega hasta mí”, contó.

Al seguir de las páginas, el lector irá entendiendo y fascinándose con este libro tan exquisitamente estructurado. El lector confesó a César que no se empieza a leer de atrás para adelante, aunque a simple viste parezca lo contario. Leerlo implica todo un desafío; y a la vez, un juego que terminará por absorberte.

“Uno agarra el libro “al revés”, y uno siente que está yendo para atrás. Pero si una ve la numeración: 65, 66, 67… Hay una cuestión bien particular. Estamos acostumbrados a una cosa, pero el número que es objetivo nos indica que estamos avanzando. Sentimos que nos vamos hacia atrás pero la racionalidad del número nos dice que vamos hacia adelante”, explicó.

/KAB/


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