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Limeños acuden a cementerios para recordar a sus muertos

Foto:Difusión
22:25 h - Vie, 1 Nov 2019

Por todas las tradiciones que encierra, el 1 de noviembre, Día de todos los Santos, es una fecha que se mantiene viva en el corazón de los peruanos y hoy no ha sido la excepción al verse el gran número de personas en los camposantos. 

“Más de 165 mil limeños llegarán a los cementerios de la capital para recordar y rendir homenaje a sus familiares porque, si bien es cierto no están con ellos físicamente, aprovechan esta ocasión para llevarles sus ofrendas, cada uno a su estilo. Es una tradición que se transmite de generación en generación”, dijo Waldo Sierra, director general de Afectaciones del camposanto Parque del Recuerdo.

Según la Dirección General de Salud Ambiental del Ministerio  de Salud (Digesa), en Lima Metropolitana y el Callao existen 64 cementerios, aunque solo 18 de ellos operan bajo el marco de la legalidad. Y a nivel nacional, de los 2,371 identificados –entre privados y públicos-  apenas 16 cuentan con licencia de estudio ambiental y registro sanitario.

Cada región tiene sus propias costumbres

Pero, si bien en nuestro país las costumbres por el Día de los difuntos datan desde hace siglos, estas varían según cada localidad. Por ejemplo, en Cajamarca y Arequipa los familiares se preocupan por limpiar e incluso pintar los nichos que alojan a sus seres queridos.

Además, acompañan las celebraciones con el conocido ‘tanta wawa’ (wawa = bebé en quecha), una variedad de pan a la que se le da forma de niños, caballos y estrellas. Pero eso no es todo, pues estos panes suelen ser ‘bautizados’ frente a sacerdotes y padrinos.

En Puno, los homenajes suelen empezar hasta 15 días antes. Los familiares intercambian los productos que utilizarán en la festividad y un día previo (1 de noviembre), en el Día de los Santos, acostumbran preparar una ‘tómbola’ o altar en el que depositan los manjares favoritos de su seres queridos; y es que, según la tradición, al mediodía las almas se hacen presentes entre ellos.

En Cusco, además de las deliciosas ‘wawas’ del Mercado de San Pedro, el lechón asado es otro de los protagonistas. Y aunque a su interior está prohibido el ingreso de alimentos, el Cementerio Almudena (ubicado a 30 minutos de la Plaza de Armas) recibe a los visitantes con sus paredes pintadas y sus singulares vitrinas que le dan brillo a cada tumba.

/PE/


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